viernes, 4 de marzo de 2011

Las ventanas y el vidrio

“… Y la idea de jugar con los encantos, los secretos de la transparencia, de oponer el juego de lo visible y de lo invisible contra lo que debe ser absolutamente visible, es un trabajo sutil.”
Jean Baudrillard

“Lo que me interesa en la transparencia es la noción de evaporación. Desde que el hombre es hombre se debate contra la fatalidad, contra los elementos, contra la materia. Comenzó a construir piedra sobre piedra, luego a hacer ventanas con pequeños trozos de papel aceitado, luego aprendió a hacer otra cosa… Ahora bien los progresos hechos por el vidrio en el curso de este siglo son alucinantes. Es un material que tiene, entre otras ventajas, la de estar hecho con arena; eso no demanda una gran energía. El vidrio tiene buena durabilidad, y ahora sabemos hacer con él casi todo lo que queremos. Podemos llegar a aislarlo de manera prodigiosa porque tiene partículas que no se ven a simple vista. El vidrio puede ser opaco, translúcido, puede cambiar de color. Finalmente el vidrio se vuelve una especie de lengua, una especie de material mutante, que permite todas las sutilezas. El vidrio es una tendencia de peso.”
Jean Nouvel[1]

Repensar la arquitectura moderna, redescubriendo y descubriendo modos de hacer, es una tarea no agotada.  El debilitamiento de discursos unificadores que actuaron como paradigmas para la acción durante gran parte del siglo pasado ha dado a lugar la generación de un horizonte de cuestionamientos, que bien puede sintetizar el “espíritu de época” actual, e invitan a nuevas reflexiones.

La casa como tercera piel del hombre ha estado sujeta  en el discurrir del tiempo a continuas transformaciones. Se han sucedido nuevas maneras de habitar y variadas formas de articular exterior a interior a través de la piel, como frontera de diferentes espacialidades. El tratamiento de sus perforaciones ha generado cambios en su espesor y respuestas disímiles, enraizadas en nociones de diferente carácter como: la utilidad, lo ambiental,  lo perceptual, lo filosófico, lo estético, lo sustentable, etc.; que otorgan sentido a estas perforaciones.

La existencia de puertas y ventanas está ligada al resguardo de de la práctica del habitar en  la intimidad, manteniendo una conexión regulada con el exterior a través de un soporte, la piel, que actúa como frontera entre dos categorías espaciales.

Hoy ventanas y puertas de la tradición se ven conmovidas por el resultado de una creciente aplicación de novedosas creaciones tecnológicas; diversificando las formas de articulación exterior –  interior, generando nuevos modos de habitar y junto a ello provocando, una pérdida de sentido de su tratamiento, que compromete  a repensarlas en su nuevo contexto.

Nuevas condiciones se dan hoy en la membrana límite, otorgándole una nueva porosidad, que requiere redefiniciones de algunas de las categorías de análisis de la arquitectura como  muro, aberturas y fachada. Muro, cuya materialidad disminuye en relación a nuevas técnicas constructivas y nuevos materiales. Aberturas que hoy comparten su función tradicional con otros modos de apertura, las redes. Fachadas que se alejan de lo estático, concebido en el Renacimiento, para incorporar el tiempo como dimensión que enriquece las sensaciones al percibirlas.

En el caso particular de las perforaciones  que crean ventanas, indudablemente han sido soporte de grandes transformaciones en el discurrir del tiempo, muchos son los aspectos concurrentes que determinan sus cambios, los modos de habitar, la cosmovisión construida socialmente, el desarrollo tecnológico, los nuevos materiales y sus modos productivos, los avances científicos etc. Todos ellos conforman una urdimbre, que se traduce en novedades continuas.

Un ejemplo de gran relevancia entre los aspectos enunciados, es el vidrio y su modo de producción. Esta consideración emerge como interrogante, cuando atendemos la etimología del término ventana. En el Breve Diccionario Etimológico de la lengua Castellana de Joan Corominas[2],  se define a ventana como:
“Abertura grande en una pared, hacia 1400; antes sólo respiradero (de una nave, de la tienda, de la loriga), hacia 1250; orificio de la nariz por donde se respira, hacia 1325, única acepción conservada del portugués  venta, procedente del portugués antiguo ventãa, que alguna vez ha sido también respiradero”.

Estas  interpretaciones primigenias del término, explican que ventana sea  una palabra derivada de otra: viento. Se infiere entonces, que el primer sentido de estas aberturas se centró en la posibilidad de comunicar interiores a exteriores permitiendo la renovación del aire interior. A través del tiempo y a partir de este, su sentido primitivo, la ventana ha adquirido diferentes estatus. Preguntarse cuál es la razón de ello, nos conduce a preguntarnos ¿si estas perforaciones primitivas no serían sólo una perforación en un muro, sin marcos o con marcos muy rudimentarios? y es en este momento cuando surge otra pregunta esencial en relación a la ventana, ¿Fue siempre el vidrio un material disponible para su uso en esta función?
El vidrio, cuya fecha de descubrimiento oscila entre 3000 y 2.000 a.C. y hasta algunos autores reconocen su existencia ya hacia 8.000 a.C., se ha incorporado a nuestra cotidianeidad tan fuertemente que resulta difícil visualizar escenarios sin su presencia. Una mágica mezcla de cenizas y arenas, sometida al intenso calor produjo una sustancia fundida, que primero interesó por su belleza y sólo tiempo después, se descubrieron sus aplicaciones en arte, tecnología, biología, óptica, antropología, química, oftalmología.

El vidrio, originalmente no fue transparente y se utilizaban dos técnicas, una de ellas (la de introducir una varilla recubierta de arcilla en vidrio más o menos líquido, para cuando se enfriara retirar del interior ése material, dejando un tubo hueco que luego se decoraba), se extendió, a través de los mercaderes Fenicios por toda la costa mediterránea, llegando incluso hasta la costa africana. En el 100 a.C. llega hasta China. Pero su desarrollo no fue homogéneo ni continuo en el tiempo, en cada civilización. Las principales aplicaciones del vidrio habían sido la “verroterie” (bisutería, juguetes y joyas) y la “verrie” (vasijas), fue inicialmente, considerado un material de gran valor estético muy adecuado para crear obras de arte. Ya hacia el siglo I también a.C., la introducción del hierro para el soplado ejerció una importante influencia para la producción de cristales. Esta técnica permitió realizar las primeras piezas (discos planos de vidrio), que luego se podían cortar en trozos más pequeños, rectangulares o cuadrados, lo que permitía hacer hojas de ventanas con varios vidrios pequeños enmarcados en hierro, plomo o madera. Se han encontrado restos que testimonian el uso de esta última aplicación que datan del siglo V, en Francia. Entre 1100 y 1700 estas aplicaciones  siguieron desarrollándose. Las ventanas de vidrios coloreados en edificios religiosos, y transparente en las viviendas se hicieron cada vez más frecuentes.


Alan Macfarlane y Gerry Martin (2006) en La historia invisible. El vidrio: el material que cambió el mundo, hacen referencias esclarecedoras sobre los distintos inventos que se realizan a partir del uso del vidrio e incluyen entre ellos su aplicación en la arquitectura.
Al respecto sostienen:
“…El segundo motivo por el que el vidrio es importante es porque permite enmarcar y fijar la realidad. El protagonista aquí no es el espejo, sino las ventanas. Cuando decimos que un cuadro es una ventana que se abre a otra realidad, la palabra “ventana no es una simple metáfora. Este marco mágico a través del cual se observa el espacio tridimensional empezó a formar cada vez más parte de la experiencia diaria de los europeos del siglo XIV a medida que se mejoraba y extendía la fabricación de ventanas de vidrio. En una cultura que utilizara papel aceitado o papel de morera, como la china o la japonesa, la idea de sentarse dentro de un edificio y observar a través de una abertura del tamaño de un cuadro una escena enmarcada de la realidad apenas podía prosperar… En cambio, para los europeos las casas pasaron a ser como el objetivo de una cámara o un cosmorama; podían sentarse en la penumbra y contemplar los intensos colores del exterior. O podían como los holandeses, avistar las salas bañadas por la luz que entraba por las ventanas.”[3]


Antes del uso corriente del vidrio, fueron varios los materiales que se emplearon para permitir la iluminación natural, papeles encerados, cueros, telas enceradas, pero de todos ellos el que resulta de mayor interés es el uso de una piedra cortada muy fina, el alabastro.


Desde aquel momento hasta la actualidad, este material ha sido objeto de investigaciones experimentales cuyos resultados se tradujeron en aires nuevos a la posibilidad de tratamiento de las perforaciones que permiten las relaciones interior exterior de cualquier espacio definido por el hombre. A comienzos del siglo XX, el vidrio asociado al hormigón armado, al acero, al linóleo, permitirá otra transformación cualitativa en la arquitectura, al encontrar una nueva forma de satisfacer las necesidades espaciales del hombre.


En nuestro continente podemos encontrar ejemplos de esa arquitectura en que el vidrio está ausente o comienza a emerger. Presentamos algunos ejemplos de aberturas (puertas y ventanas) en las primeras grandes obras construidas por los españoles en el continente americano, la ciudad colonial de Santo Domingo, en la actual República Dominicana, a comienzos del siglo XVI. Una de sus principales y primeras construcciones fue el Palacio Virreinal de Diego Colón, sede del primer virreinato de América y residencia de la familia Colón- de Toledo. Su construcción se inicia en 1511 por orden del Virrey y Gobernador Don Diego Colón, hijo del primer almirante Don Cristóbal Colón, descubridor de América. Estuvo ocupado por la familia y sus descendientes hasta 1577. Reconstruido en 1955, alberga hoy  un museo histórico. Declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Mundial por su valor histórico y por estar asociada a eventos y hechos de transcendencia universal, Canadá, Diciembre de 1990.


[1] Baudrillard, Jean / Nouvel, Jean (2002) “Los objetos singulares. Arquitectura y Filosofía Título original  “Les objets singuliers”  traducción Horacio Zabaljáuregui. Fondo de Cultura económica SA Argentina
[2] Corominas Joan(7° Ed.1961)  “Breve diccionario etimológico de la lengua Castellana” Editorial Gredos. Madrid. España
[3]  MACFARLANE, Alan/ MARTIN, Gerry (2006) La historia invisible. El vidrio: el material que cambió el mundo. Título original: “The Glass Bathyscaphe”. (2004) Traducción: Mayra Paterson Hernández. Editorial Océano, S.L. Barcelona. Pág. 65